lunes, 25 de mayo de 2020

T 5-6 Sobre el sistema de publicaciones científicas



Es evidente que las publicaciones científicas (o que pretendan serlo) deben ser evaluadas. También es evidente que no es fácil responder a la pregunta: ¿Cómo?
El sistema de evaluación por pares, a pesar de las muchas perversiones a las que pueda estar sujeto, me parece bastante operativo y justo. Ahora bien, creo que podría ser mejorable. Normalmente, el editor envía los borradores a referees que conoce, y que sabe que son expertos en el campo en cuestión. Estos no saben quién es el autor del borrador, y el autor a su vez no sabe quiénes son ellos. Se establece así, un sistema parecido en cierta manera al de “doble ciego” empleado en los ensayos clínicos, esto es: ni el paciente, ni el médico que lo trata, saben si el medicamento experimental que se está empleando es verdadero o es placebo. Esto es el modo habitual de efectuar los ensayos clínicos, para evitar que las expectativas del médico afecten al resultado clínico (efecto de las expectativas o efecto Pigmalión).
No obstante, en ciertos ensayos clínicos se ha ido un paso más allá, y ni el paciente, ni el médico que lo trata, ni tampoco el responsable del ensayo clínico, saben a qué paciente se le ha suministrado placebo y a qué paciente no. Este sistema, conocido como triple ciego, trata de evitar que el médico pueda deducir información por el hecho de contactar con el gestor del ensayo clínico.
Pienso que un sistema similar se podría implementar en las peer reviews. El editor no tiene por qué saber la identidad de los referees, valdría con que enviara los manuscritos a personas expertas que a su vez eligieran a los referees. Creo que esto serviría para minimizar el riesgo de manipulaciones espurias, y que haría más transparente el papel del editor.
Otro tema es el uso que se hace de las publicaciones en el mundo académico. Si bien la necesidad de contar con indicadores de calidad es incontestable, en la práctica mi impresión es que el elevado nivel de exigencia en las publicaciones internacionales es lo que finalmente acaba condicionando la trayectoria profesional en las universidades (al menos, en el campo biosanitario, y en España). Esto es, el papel de la Universidad como generadora y transmisora de conocimiento queda cojo respecto al segundo aspecto, ya que los profesionales que trabajan en ella ven inexorablemente condicionado su futuro profesional a la publicación en revistas de prestigio, y por tanto en ello invierten la mayor parte de su tiempo y esfuerzo, relegando así algo tan importante como la formación de los alumnos a un segundo plano.
Por último, la idea de que la métrica de referencia en las publicaciones científicas, esto es, el índice de impacto, tenga un baremo relativo según el campo de conocimiento, siempre se me ha antojado absurda. No debería ser difícil construir otra métrica que ponderase el factor de impacto según el campo del conocimiento del que se trate, pudiendo así establecer comparaciones estandarizadas entre la calidad de publicaciones en áreas diferentes.

lunes, 11 de mayo de 2020

T 3-4 Boda de Florentino y Cristina: una aproximación socioantropológica

 
Introducción
El día 11 de diciembre de 2018 contrajeron matrimonio Florentino P. y Cristina C., en la localidad de Olmillos de Sasamón (Burgos). Se presentan a continuación las características más relevantes de dicho enlace.

Métodos
El matrimonio se celebró a las 13:00, según el rito católico romano, en la iglesia de La Asunción (Plaza de la Iglesia, 1, Olmillos de Sasamón, Sasamón, Burgos), oficiado por el sacerdote Jose María A., amigo de la familia materna. Las arras y las alianzas fueron aportadas por la familia materna y paterna, respectivamente. La novia llevó un vestido largo, de corte clásico, sin velo. El novio, traje oscuro y pajarita. El banquete tuvo lugar a las 15:00 en un restaurante próximo, por lo que los asistentes se desplazaron a pie o en vehículo privado. Se sirvieron 5 entrantes (consomé de marisco, espárragos trigueros con jamón ibérico, revuelto de ajetes y gambas, foie con tostas de arándanos, y budín de cabracho al queso azul), dos platos principales (solomillo de ternera con pimientos, y rodaballo al horno), un sorbete (de chirimoya), y postre (tarta Sacher). Tras el banquete, se repartieron entre los asistentes puros habanos, y licores de diversa índole y graduación. La música y el baile se prolongaron hasta las 03:00.

Resultados
El porcentaje de asistencia efectiva sobre el total de invitados fue del 84%. Asistieron 124 personas en total, un 53% de las cuales venían por parte de la novia, un 36% por parte del novio, y un 11% por parte de ambos. 

La mediana de edad de los asistentes fue de 43 años, con un rango intercuartílico de 23.

Durante el banquete, y el baile posterior, se recogieron las impresiones de 6 asistentes, 2 mujeres y 3 hombres, de edades comprendidas entre los 25 y los 38 años. 4 de las 6 valoraciones fueron positivas, una fue negativa, y otra más de significado incierto. Se transcriben a continuación, junto con la hora de recogida de las mismas (Tabla 1):

Tabla 1: Valoraciones de los asistentes
Nº de entrevistado
Hora
Valoración
Transcripción literal
1
12:35
+
“¡Qué bonito! Creo que voy a llorar de emoción…”
2
15:40
+
“¡El consomé estaba buenísimo!”
3
15:55
-
“Desde luego, han tirado la casa por la ventana. No hacía falta tanta comida, va a sobrar la mitad.”
4
20:07
+
“¡Vaya fiestón!”
5
01:07
+
“¡Que vivan los novios!”
6
02:37
¿?
“¡Se les ha ido de las manos!”

18 meses después de la ceremonia, los contrayentes siguen casados, han adquirido una vivienda a través de un préstamo hipotecario, y han anunciado a sus familiares y amistades que esperan un hijo/a para finales del año en curso.

Discusión
Existe debate respecto a la pertinencia en el momento actual de celebrar bodas al estilo que se vienen realizando desde finales del siglo XX y principios del XXI, cuyas características definitorias suelen incluir, aunque no en todos los casos: rito religioso, banquete con más de 100 invitados, baile y discoteca.

Diversos autores han puesto de manifiesto contradicciones en dicho modelo de celebración, siguiendo a grandes rasgos alguna de las siguientes líneas argumentales: A) la hipocresía de celebrar una ceremonia religiosa en un contexto social, y en muchos casos personal, caracterizado por una creciente secularización; B) lo absurdo de celebrar un inicio de la convivencia que, en la mayoría de los casos, lleva practicándose desde hace varios años; y C) lo poco apropiado de organizar un evento de tales dimensiones en un contexto de crisis, post-crisis o incertidumbre económica.
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No obstante, si la intención es que familiares y amigos disfruten de un día agradable y memorable, del contexto general y de las entrevistas efectuadas parece deducirse que este objetivo se cumple de forma mayoritaria. Asimismo, la elección de la vía religiosa puede tener más que ver con motivos logísticos que espirituales, derivados de las infraestructuras a las que permite el acceso, que permiten alojar en la mayor parte de los casos a una gran cantidad de invitados en un entorno agradable y a un coste aceptable. Y, aunque es cierto que el significado original de la boda como celebración de inicio de la convivencia de una pareja puede haber quedado, en general, algo obsoleto, en muchos casos sí que sirve como indicador fiable de que una pareja tiene intención de tener descendencia a corto-medio plazo.

jueves, 30 de abril de 2020

T2 ¿Qué es ciencia?



 De las definiciones que se nos han presentado anteriormente, hay un elemento en la definición de ciencia del que se podría hablar mucho dentro del campo de las ciencias biosanitarias, esto es: el hecho de que se puedan comprobar los resultados o reproducir los experimentos. 

¿Por qué? Pues, porque mientras esto era sencillo en las ciencias experimentales puras de antaño (pensemos en la Física clásica: cualquiera puede lanzar objetos y cronometrar el tiempo que tardan en caer), no lo es tanto en el caso de la investigación médica actual.

Así, en primer lugar hay que tener presente que “reproducir experimentos” supone, en este caso, exponer a pacientes a tratamientos que se sabe o se sospecha que son ineficaces, o menos eficaces que el tratamiento de referencia. ¿Es ético esto? Una forma sencilla de responder a esta pregunta es: ¿nos gustaría que nos lo hicieran a nosotros? ¿o a un familiar nuestro?

Por otra parte, y aunque esto no es exclusivo de este campo, sabemos que existen importantes intereses económicos en juego. Por un lado, los de las compañías farmacéuticas (que, como empresa, tienen la vocación de obtener beneficios, pero que también son importantes impulsoras de la investigación); por otro, los de los propios pacientes, así como los de los financiadores de los tratamientos (aseguradoras privadas, y sistemas públicos de salud)

Así pues, las “comprobaciones de resultados” corren riesgos importantes de estar sesgadas en uno u otro sentido. Estas comprobaciones se realizan mayoritariamente en forma de metaanálisis, es decir, de análisis conjuntos de varios estudios sobre el mismo tema. Y, cuanto más objetivas pretenden ser, mayor es, por desgracia, la probabilidad de que concluyan que no existe evidencia suficiente como para afirmar absolutamente nada…

Y, sin embargo, la actividad asistencial prosigue, y en muchos casos sin una base que podamos calificar de científica. Hay quien se aprovecha de estas dificultades para probar la ausencia de eficacia de un tratamiento para hacer negocio (pensemos en las pseudoterapias y “pseudoterapeutas”), y hay incluso gobiernos que aprovechan la ignorancia de una población entera para venderles que la “medicina tradicional” de su país es mejor que la que propone el consenso mundial actual, seguramente con el fin de ahorrarse una sustancial suma en financiar una sanidad pública de calidad…

Lo dicho, que sobre este tema se podría hablar mucho.

Hasta próximas entradas,